Calabaza en McGraw Tower: el misterio del gigante de Cornell
El 8 de octubre de 1997, en el campus de la prestigiosa Cornell University en Ithaca, Nueva York, apareció algo tan inesperado como desconcertante: una enorme calabaza encajada en la punta del asta de la aguja de la torre de reloj conocida como McGraw Tower. La calabaza permaneció allí durante semanas, resistiendo viento, nieve y curiosidad pública, generando titulares, teorías, bromas estudiantiles y una leyenda que perdura hasta nuestros días.
En este artículo exploramos el origen del suceso, las teorías sobre cómo se hizo, el impacto en la comunidad de Cornell y las razones por las que este episodio sigue fascinando como uno de los “mejores pranks universitarios” jamás registrados.

¿Qué es McGraw Tower y por qué es significativo?
La torre de reloj McGraw Tower, situada en el campus de Cornell University, se completó en 1891 y mide unos 173 pies (aproximadamente 53 m) de altura.
Como símbolo del campus, alberga las famosas “Cornell Chimes” y ocupa un lugar icónico en la cultura estudiantil de la universidad. Debido a su altura, su visibilidad y su diseño arquitectónico, la torre se convierte en escenario perfecto para una broma memorable.
Por eso, cuando alguien logró colocar una calabaza en su aguja, el espectáculo no solo era físico, sino simbólico: un guiño colectivo al ingenio y la conexión entre estudiantes, tradición y misterio.
La aparición de la calabaza en 1997
El 8 de octubre de 1997 los estudiantes y el personal de Cornell observaron con asombro una calabaza de gran tamaño empalándose en la parte más alta de la torre.
La calabaza se mantuvo allí 158 días, soportando todo el invierno hasta que fue retirada en marzo de 1998 mediante una grúa.
Durante ese tiempo, surgieron teorías de todo tipo: ¿Alguien escaló la torre por la noche? ¿Usaron helicóptero? ¿Fue parte de una fraternidad estudiantil? ¿Un acto de ingenio técnico estudiantil?
La universidad, sin poder identificar oficialmente al responsable, lo dejó como un misterio. En palabras de un archivista de Cornell: “mucho mejor que una broma, lo mejor que he visto”.

¿Cómo lo hicieron? Las teorías del acceso
Aunque nunca se confirmó oficialmente quién lo colocó, los investigadores y estudiantes han propuesto algunas explicaciones plausibles:
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Utilización de las escaleras interiores de la torre, acceso a la campana, corte de cerraduras y ascenso hasta la aguja.
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Empleo de cuerdas, poleas, o escalada libre en la aguja desde el techo de la torre.
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Uso de grúa o método alternativo considerando el peso del objeto y la dificultad del acceso. Aun así ninguna teoría ha sido verificada públicamente.
Lo que es indiscutible es que terminaron insertando una calabaza perfectamente empalada en la aguja, desafiando la lógica, la altura, el clima y las esperanzas de captura.
Impacto y legado de la calabaza en McGraw Tower
El acontecimiento se transformó rápidamente en leyenda universitaria:
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La prensa nacional recogió la historia, convirtiéndola en un fenómeno mediático.
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Los estudiantes crearon su propia versión de la canción alma mater haciendo referencia a la calabaza.
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La calabaza fue retirada y preservada en un estuche de vidrio mientras se debatía su naturaleza; un equipo incluso realizó un análisis para confirmar que era realmente una calabaza.
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En años posteriores, otros objetos aparecieron en la torre (una bola de discoteca en 2005, un gorro de Santa en 2019) lo cual muestra que la torre sigue siendo un tablero de ingenio estudiantil.
El episodio no solo es divertido, sino que simboliza la cultura de Cornell: creatividad, audacia, humor y tradición combinados en una historia que sigue inspirando.
¿Por qué sigue siendo relevante hoy?
En un mundo donde todo se documenta, la historia de la calabaza en McGraw Tower destaca por varias razones:
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Es un acto físico y tangible que desafió normas de seguridad, altura y lógica; no un simple meme digital.
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Resalta el poder de una comunidad estudiantil para generar algo que trasciende generaciones.
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Sirve como recordatorio de que las tradiciones universitarias, el ingenio y la curiosidad pueden crear historias memorables sin necesidad de grandes recursos.
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Y, por último, es divertida: un símbolo de que a veces las bromas más audaces son las que perduran.

Conclusión
La calabaza en McGraw Tower es más que un simple “prank” universitario: es un símbolo de ingenio, misterio y tradición. Aunque nunca se sabrá con certeza quién o cómo lo lograron, la historia sigue viva.
Si alguna vez visitas Cornell, alza la vista hacia la aguja de la torre y recuerda: en ese punto tan alto, en el otoño de 1997, algo naranja se mantuvo en pie mientras todos preguntaban “¿Cómo lo hicieron?”. Un recordatorio de que el ingenio humano puede elevarse tan alto como una torre… literalmente.
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